La manera en la que la gente se informa de lo que ocurre a su alrededor está cambiando drásticamente en las últimas décadas. Los medios de comunicación de masas fueron los protagonistas del siglo XX, a través del uso de la información, pero también de la propaganda. La radio, la televisión, incluso el cine, se unían a la prensa escrita ya existente para ofrecer diferentes modos de llegar a la información. Eran controlados por grandes empresas, que escogían lo que se publicaba y cómo se publicaba. Todos estos medios, además, tenían algo en común: eran unidireccionales. Ellos ofrecían la información a los usuarios, que la recibían. El feedback era prácticamente inexistente. Pero entonces llegó Internet y todo saltó por los aires. Ahora, los usuarios tenían una herramienta no solo para contestar o comentar las noticias de los medios digitales, sino para crear su propia información. Internet ha dado voz a la gente, algo que siempre es positivo, pero lo ha hecho de una manera poco coherente, permitiendo el anonimato.

Hay personas que se muestran en sus perfiles de redes sociales y blogs, y otras que lanzan sus opiniones detrás de un nick cualquiera. La fiabilidad de esa información también se pone en duda, al no pasar ningún filtro. Esto ha alimentado las teorías de la conspiración y lo que hoy se conoce como fake news, noticias falsas alentadas desde la red por una corriente ideológica determinada. Vivimos en la era de la información, pero cada vez es más complicado discernir entre lo que es verdad y lo que no, entre la noticia y el relato. Un ejemplo perfecto de esto es Twitter, la red de microblogging surgida a finales de los 2000, que se ha convertido en una de las plataformas online más destacadas. Desde gente anónima hasta los presidentes de las grandes naciones, todos tienen su cuenta en Twitter para expresar sus mensajes, en un aparente debate sano y limpio. Las cosas, sin embargo, se han ido torciendo hasta tal punto que hoy por hoy Twitter es más un caos que otra cosa. La compra del servicio por parte de Elon Musk no hace más que acrecentar las dudas sobre el futuro de la plataforma.  

Una red social con un lado oscuro

Twitter suele ser puesta como ejemplo de una idea genial que la propia sociedad, por sus malas costumbres, ha terminado arruinando por completo. Surgió en 2006, de la mano de Jack Dorsey y  otros colaboradores recién salidos de Google. La plataforma se presentaba como una pequeña red donde cualquier usuario podía lanzar mensajes cortos, de apenas 140 caracteres. Se favorecía así no solo la lectura por parte de los demás, sino la concisión, la brevedad en los mensajes… para bien y para mal.

Twitter ha conseguido un gran éxito en esta década y media, aunque también ha sido objeto de mucha polémica, por sus censuras, la presencia de bots que buscaban desequilibrar la opinión general sobre un tema, los encarnizados debates que tenían lugar en la plataforma… Es como si Twitter sacara nuestro lado más beligerante y agresivo en esas discusiones de tweets. Un lado oscuro que debería preocuparnos como sociedad.  

La pornografía, muy presente

¿De qué se habla en Twitter? Cuando nace una plataforma de este tipo, uno puede pensar que el ser humano la aprovechará para mantener debates trascendentales sobre la propia cultura, el estado actual del mundo… Y claro que hay de eso, en muchas cuentas e hilos, donde la gente es capaz de debatir y discutir de manera sosegada. Sin embargo, Twitter se ha llenado de usuarios molestos y polémicos que parecen buscar solo un poco de notoriedad. O de cuentas que, aprovechando el anonimato, sacan su lado más agresivo en las discusiones, seguros de que no serán trackeados por ello. Es el estilo deTwitter, y uno ya sabe lo que va a encontrar cuando se abre una cuenta. Mucha política, ásperas discusiones… y pornografía.

De hecho, Twitter es una de las plataformas sociales más flexibles con el tema del contenido erótico. La pornografía está por todas partes en esta red social, y existen perfiles con fotos tremendamente explícitas, que están al alcance de cualquier cuenta que asegure ser mayor de edad. Frente a la censura casi ridícula de Instagram o Facebook en torno al contenido erótico, muchas veces clasificando así una simple transparencia, en Twitter han tenido siempre más mano izquierda en este tema. Esto ha atraído a muchos usuarios que no pueden exponerse tanto en otras redes sociales, pero también ha inundado de cuentas eróticas la plataforma. Un problema al que Musk, el nuevo dueño de la empresa, quiere dar solución, a través de mejores filtros y la censura de contenidos. ¿Es la mejor vía para solucionar el problema?  

Bots políticos y criptomonedas, en el punto de mira

Si la pornografía está presente en Twitter y puede llegar a ser un problema para muchos usuarios, lo de la política ya es otro mundo. Nunca es negativo debatir sobre distintas ideologías, enfrentar puntos de vista y tratar de entender al que no piensa como nosotros. Por desgracia, parece que Twitter invalidad por completo nuestra capacidad de discusión sosegada, llevándonos por el camino del debate agrio, e incluso del insulto. Los rifirrafes continuos en torno a la política, o a cualquier otro tema trascendental para la sociedad, parecen peleas de niños pequeños, con faltas de respeto, sin puntos en común. No se busca aprender, sino convencer, e incluso manipular. La existencia de millones de cuentas falsas, de bots informáticos, ha sido crucial en muchos casos para la generación de opiniones.Musk conocía el problema y también va a intentar ponerle solución, según ha afirmado.

Sin embargo, es complicado frenar una oleada de este tipo, ya que es muy sencillo programar un bot para que publique ciertos tweets. Y si podemos programar uno, también podemos programar miles, millones de ellos, para cambiar la visión que la sociedad tenga sobre un tema. Twitter es un termómetro para la opinión pública, y esto puede ser un arma de doble filo si le damos mucha importancia a lo que se opina en la red social. Ocurre lo mismo con las criptomonedas, la última gran moda en Internet, que encuentra en Twitter un altavoz perfecto para llegar más lejos. Y como en cualquier sector, hay empresas serias, pero también mucho charlatán que se aprovecha de la inexperiencia de los usuarios para ofrecerles productos fraudulentos.

Elon Musk y el futuro de Twitter

En 2022, el empresario sudafricano Elon Musk, CEO de Tesla, comenzó una negociación para la compra de la plataforma. El proceso duró varios meses, y finalmente logró resultados en noviembre de ese mismo año. Musk desembolsó una auténtica fortuna, sabiendo además que tendría que poner mucho más dinero si pretendía “cambiar las cosas” en Twitter.

Sus primeros pasos en la compañía han sido muy polémicos: despidos masivos, cobro por el check de verificación… No se puede decir que Musk haya entrado con buen pie en Twitter, aunque su obsesión por hacer de la red social un lugar mucho más amigable puede ser bienvenida. El futuro de Twitter está en juego, en una de sus épocas más oscuras.