La manera en la que la gente se informa de lo que ocurre a su alrededor está cambiando drásticamente en las últimas décadas. Los medios de comunicación de masas fueron los protagonistas del siglo XX, a través del uso de la información, pero también de la propaganda. La radio, la televisión, incluso el cine, se unían a la prensa escrita ya existente para ofrecer diferentes modos de llegar a la información. Eran controlados por grandes empresas, que escogían lo que se publicaba y cómo se publicaba. Todos estos medios, además, tenían algo en común: eran unidireccionales. Ellos ofrecían la información a los usuarios, que la recibían. El feedback era prácticamente inexistente. Pero entonces llegó Internet y todo saltó por los aires. Ahora, los usuarios tenían una herramienta no solo para contestar o comentar las noticias de los medios digitales, sino para crear su propia información. Internet ha dado voz a la gente, algo que siempre es positivo, pero lo ha hecho de una manera poco coherente, permitiendo el anonimato.

Hay personas que se muestran en sus perfiles de redes sociales y blogs, y otras que lanzan sus opiniones detrás de un nick cualquiera. La fiabilidad de esa información también se pone en duda, al no pasar ningún filtro. Esto ha alimentado las teorías de la conspiración y lo que hoy se conoce como fake news, noticias falsas alentadas desde la red por una corriente ideológica determinada. Vivimos en la era de la información, pero cada vez es más complicado discernir entre lo que es verdad y lo que no, entre la noticia y el relato. Un ejemplo perfecto de esto es Twitter, la red de microblogging surgida a finales de los 2000, que se ha convertido en una de las plataformas online más destacadas. Desde gente anónima hasta los presidentes de las grandes naciones, todos tienen su cuenta en Twitter para expresar sus mensajes, en un aparente debate sano y limpio. Las cosas, sin embargo, se han ido torciendo hasta tal punto que hoy por hoy Twitter es más un caos que otra cosa. La compra del servicio por parte de Elon Musk no hace más que acrecentar las dudas sobre el futuro de la plataforma.  

Olivia Lua, Olivia Nova, August Ames, Turi Luv y Shyla Stylez, todas estrellas del entretenimiento de adultos, han muerto en menos de tres meses, sacudiendo la industria y dejando a la comunidad pornográfica muy unida en busca de respuestas. Derek Hay de Los Ángeles. Direct Models, que representaba tanto a Lua como a Nova, dijo que era una «coincidencia» la oleada de muertes en tan poco tiempo.

Sin embargo, algunos artistas intérpretes afirman que muchas de estas muertes podrían haberse evitado con más protección para reducir lo que pudiera desencadenar la depresión o el abuso de drogas, incluyendo el estrés asociado con el trabajo de mvideoporno.xxx y los ataques de los trolls en línea. Lua, de 23 años, fue encontrada muerta en un centro de rehabilitación de California el jueves por la mañana. Nova, de 20 años, fue encontrada muerta el 7 de enero en Las Vegas. Ames, de 23 años de edad, se ahorcó en diciembre después de haber sido acosada por Internet y tildada de homofóbica por negarse a mantener relaciones sexuales con hombres que habían hecho porno gay.

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Los portugueses, al igual que otros pueblos occidentales, especialmente en el sur de Europa, disfrutar del sexo y son muy abierta al respecto. Sin embargo, la industria del porno portugués es prácticamente inexistente, hay poca tradición y no encontrar grandes nombres de la pornografía de Internet portugués. Esto no significa, por supuesto, no consumir pornografía, y hacerlo sin restricciones más allá de la edad y los lugares típicos donde se puede vender. Lo que pasa es que la pornografía importaciones ver principalmente portugueses, lo que no significa que no pueda analizar los hábitos y gustos de los portugueses en este sentido.

Por supuesto, esta importación tiene una pequeña trampa como las de las maduras xxx. ¿Sabes lo que es el origen de la mayor parte consumida por pornografía portugués? Por ser histórica y el lenguaje, por supuesto, hablando de Brasil, un país donde el sexo tiene más peso en el mundo. Por lo tanto, los portugueses tienen un dos en uno este consumo: primera lengua proximidad cultural, y por el otro la atracción exótica, la distancia.

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