El tratamiento del cuerpo y de la sexualidad en la espiritualidad cristiana no ha sido siempre igual y uniforme. Y en la Edad Media, a pesar del tópico de oscura y puritana, aparecen ideas diversas sobre este tema que divergen mucho del catolicismo más cercano a nuestros días. En este artículo se analizarán varias doctrinas del cristianismo medieval y cómo se trataban la sexualidad, el cuerpo y la mujer desde una óptica que nos puede resultar sorprendente.

Para empezar, hay que situarnos en el Europa occidental entre los siglos XI y XIII. Esta Europa ya ha asumido el cristianismo como religión mayoritaria de la sociedad y la Iglesia lidera la parte social e ideológica de la comunidad. En cuanto al tratamiento del cuerpo y la sexualidad, la literatura moral cristiana a menudo ha adoptado posiciones críticas, a pesar de que no llegara al tono de épocas más recientes y que, tal vez, no fuera interpretada tan rigurosamente como nosotros creemos. En cuanto a la mujer, la teoría trataba de equipararla a un ser que encarnaba la sexualidad como pecaminosa, que era maliciosa y voluptuosa por naturaleza y que había que canalizarla a través del matrimonio, usando la sexualidad para fines puramente reproductivos y entendiendo su cuerpo como propiedad del marido, o, por otro lado, en la observancia religiosa, aconteciendo monjas sujetas a estrictas jerarquías. Pero a la práctica, conocemos otras realidades que escapaban de la doctrina oficial.

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